Todo curriculum se sustenta en un conjunto de concepciones sobre aspectos sustantivos del mismo, como son las concepciones sobre la educación, sobre la esencia del hombre y los fines de su formación, sobre las instituciones educativas en su vínculo con la sociedad como sistema mayor en que surgen y existen, sobre el proceso de conocimiento científico y de la ciencia en general, sobre el proceso de enseñanza aprendizaje. Estas concepciones constituyen los fundamentos teóricos del curriculum, pues aportan un marco referencial donde se apoya y justifica la toma y ejecución de decisiones relativas al diseño y desarrollo curricular, conforman y otorgan coherencia a las mismas.
Los aspectos antedichos son objeto de estudio de diversas disciplinas científicas, como la Pedagogía, la Psicología, la Sociología, la Filosofía, la Epistemología, la Antropología, la Economía y otras ciencias sociales que abordan la educación como objeto de estudio o se vinculan estrechamente a sus problemáticas. Cada una, desde sus respectivas perspectivas, aportan concepciones y hechos relevantes para el trabajo curricular.
A continuación abordaremos algunas bases teóricas requeridas a los efectos del diseño y desarrollo curricular y que determinan las decisiones que puedan adoptarse. La reflexión sobre las mismas constituyen un momento imprescindible del trabajo curricular habida cuenta de que no solo orientan conscientemente el trabajo, sino que muchas concepciones, e incluso creencias, subyacen de modo implícito en todos aquellos implicados en el diseño y el desarrollo de un curriculum y pueden orientar su quehacer en diversas direcciones no necesariamente coincidentes con los fines propuestos de modo consciente.
Las concepciones del hombre y de la educación.
Tras todo currículo late una determinada concepción del hombre y del papel que desempeña la educación en su formación y desarrollo. Diferentes corrientes filosóficas y antropológicas ofrecen sustentos conceptuales a diversos modelos educativos, que tienen en los currículos una forma de expresión.
De modo general interesa destacar dos grandes enfoques respecto a la naturaleza del proceso de formación del hombre, que se han expresado con fuerza en los currículos. Uno, que confiere a la influencia educativa un papel dominante, directamente determinante, en la formación del hombre; lo que se refleja en la consideración del individuo (del estudiante) como mero objeto de la acción educativa. Otro, que dimensiona el papel del individuo frente al de la influencia educativa.
Las concepciones sobre el papel de la educación y sus instituciones.
El análisis de las funciones de las instituciones educativas en la sociedad y las relaciones que se establecen con las demás instituciones sociales aporta relevante información para el trabajo curricular. Estos análisis subrayan el compromiso de la educación con los intereses dominantes (sociales, políticos, económicos) en la sociedad, que evidencian el carácter político ideológico y cultural del quehacer de la institución educativa. Desde una perspectiva pedagógica se ha subrayado el vínculo educación sociedad, como uno de los principios de la enseñanza.
La homogeneidad o uniformidad de los currículos se sustenta en supuestos de garantizar la igualdad de condiciones educativas para todos los estudiantes; de la búsqueda de la unidad y la identidad nacional. Estos supuestos son objeto de crítica en tanto trata como iguales a poblaciones o sectores de las mismas que son diferentes, ignorando la diversidad cuyo reconocimiento es esencial para lograr la unidad cultural de una nación o región. En dicha crítica está presente la valoración ideológica. Según Apple (1993) “el compromiso por mantener un sentido de comunidad, basado en la homogeneidad cultural y el consenso de valores, ha sido y sigue siendo uno de los legados principales, aunque tácitos, del campo del currículo... la tendencia histórica de este compromiso es la de constituir la “comunidad” (y los currículos) que refleje los valores de los que poseen el poder económico y cultural” (pág. 108-109).
La concepción del proceso de conocimiento y de la ciencia.
Los fundamentos epistemológicos del curriculum hacen referencia a las concepciones sobre la ciencia, las relaciones y límites entre las disciplinas científicas, el proceso del conocimiento y de la investigación científica; que aportan criterios para la toma de decisiones relativa a la construcción y realización del proyecto curricular, en cuanto a sus objetivos, contenidos y metodología de enseñanza aprendizaje.
De acuerdo con J. Núñez (2001), la epistemología contemporánea se entiende como teoría y crítica del conocimiento y sus usos sociales; como una discusión sobre los procesos de producción, transferencia, difusión y aplicación de conocimientos y sus interrelaciones, vistos como procesos sociales conectados a las condiciones, también sociales, donde ellos se desenvuelven. Desde esta perspectiva el desarrollo de los conocimientos es una construcción social, un proceso histórico; lo que permite entender la dimensión social de la ciencia y la investigación científica, las características del trabajo en comunidades científicas e introducir los análisis de ética científica, de responsabilidad social y de políticas científicas en las investigaciones.
La concepción del proceso de enseñanza aprendizaje.
Las concepciones sobre el proceso de enseñanza aprendizaje constituye un pilar esencial del currículo. A través de la realización del proceso en sus distintas formas, se manifiestan y concretan los fines de la educación, los planes de estudio, las concepciones respecto a la profesión, al conocimiento, la enseñanza y el aprendizaje; acorde con las condiciones específicas de los profesores y alumnos como sujetos sociales y como miembros de una comunidad educativa, según las características de la disciplina docente y de la carrera de que se trate.
El proceso de enseñanza aprendizaje se orienta, de modo consciente e intencional, a la finalidad de la formación de los estudiantes de modo integral y sistemático; aunando dialécticamente las actividades de enseñar y aprender y por tanto, la acción e interrelación de sus sujetos –estudiantes, grupo, profesor- en una actividad conjunta orientada a la consecución de los objetivos formativos.
El currículo modela el proceso de enseñanza aprendizaje en diferentes niveles. Los componentes estructurales de dicho proceso –objetivos, contenidos, métodos, medios, condiciones, resultados- y funcionales –orientación, ejecución, control y ajuste- aparecen en los currículos en diferentes planos de generalidad: desde el proyecto curricular que establece la visión integral y total del proceso de formación, hasta su unidad menor, la tarea docente, que se da en las clases o en otras formas de organización del proceso. Los niveles intermedios se expresan en los ciclos, años de estudio, disciplinas, asignaturas, módulos u otras formas de estructuración, según corresponda. Cada uno de estos componentes en su interrelación, constituyen objeto de trabajo en la planificación, ejecución y evaluación de los currículos.
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